La Vida Consagrada en la Iglesia hoy: Evangelio, Profecía y Esperanza
"La semilla de la vocación no es aquella que viene del cielo y cae en tierra, sembrada por la casualidad. La semilla de la vocación es sembrada intencionadamente por el Jardinero divino, en el corazón de una persona, para que dé fruto y repercuta en bien de la humanidad. Se siembra por la mano divina, con una intención particular y para un fruto concreto en beneficio de muchos... ¡Qué generoso Sembrador es el Corazón de Jesús!"
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