Recuerdo un miércoles de
ceniza cuando el sacerdote proclamó el Evangelio, se me quedó grabada la frase:
“Y, tu Padre que ve en lo escondido te recompensará”. Seguramente, en ese
momento, no entendí nada. Y tampoco intuí cuál era la recompensa. Ahora, con el
paso del tiempo, después de haber escuchado año tras año estas palabras, no sé
si entiendo más o no, sólo sé que al final de una Cuaresma, coincidiendo con la
celebración de mi cumpleaños: ¡18 años!, el Señor me “recompensó” con la
llamada a la vida consagrada, con la llamada a ser Misionera Eucarística de
Nazaret. Y desde ese día en mi corazón está latente ese “regalo sorpresa” y el
deseo de hacerlo partícipe a los demás, en la confianza, en la compasión, en el
abandono, en la humildad, en el gozo, en una palabra: en un plus de amor. Por eso la Cuaresma para mí siempre
tendrá el sabor de una “recompensa”.
¿Has descubierto ya tu "recompensa" de esta Cuaresma? No lo dudes, Dios te está preparando ese "regalo sorpresa" con sabor a recompensa.
¿Has descubierto ya tu "recompensa" de esta Cuaresma? No lo dudes, Dios te está preparando ese "regalo sorpresa" con sabor a recompensa.
Hna. Mª Teresa
Castelló
Misioneras
Eucarísticas de Nazaret
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