¿Qué significa “entregar” la propia vida? ¿Por qué? ¿Para
qué? En este Domingo del Buen Pastor, la Iglesia celebra la Jornada Mundial de
oración por las vocaciones. Queremos unirnos y dar gracias a Dios por tantos
hombres y mujeres que decidieron rotundamente seguir al único Pastor,
Jesucristo, en quién reconocieron el amor del Padre y su fidelidad, un amor pleno
que ha hecho vibrar sus corazones impulsándolos a compartir la vida con Él.
Algo de ésto nos dice nuestro Papa emérito Benedicto XVI en el mensaje que nos ha dejado para vivir la L Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, 21 de abril de 2013 – IV Domingo de Pascua:
"El amor de Dios sigue, en ocasiones, caminos impensables,
pero alcanza siempre a aquellos que se dejan encontrar".
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«También hoy Jesús, el Resucitado, pasa a través de los
caminos de nuestra vida, y nos ve inmersos en nuestras actividades, con
nuestros deseos y nuestras necesidades. Precisamente en el devenir cotidiano
sigue dirigiéndonos su palabra; nos llama a realizar nuestra vida con él, el
único capaz de apagar nuestra sed de esperanza. Él, que vive en la comunidad de
discípulos que es la Iglesia ,
también hoy llama a seguirlo. Y esta llamada puede llegar en cualquier momento.
También ahora Jesús repite: «Ven y sígueme» (Mc 10,21). Para responder a esta
invitación es necesario dejar de elegir por sí mismo el propio camino. Seguirlo
significa sumergir la propia voluntad en la voluntad de Jesús, darle
verdaderamente la precedencia, ponerlo en primer lugar frente a todo lo que
forma parte de nuestra vida: la familia, el trabajo, los intereses personales,
nosotros mismos. Significa entregar la propia vida a él, vivir con él en
profunda intimidad, entrar a través de él en comunión con el Padre y con el
Espíritu Santo y, en consecuencia, con los hermanos y hermanas. Esta comunión
de vida con Jesús es el «lugar» privilegiado donde se experimenta la esperanza
y donde la vida será libre y plena».
Misioneras Eucarísticas de Nazaret
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