Alguna
vez me preguntaron ¿qué significa la palabra “vocación”? automáticamente, sin
pensarlo demasiado, respondí, pues significa “llamada”. ¿Solo eso? me pregunté
en mi interior. No, no - dijo mi corazón - también significa “travesía”. “Travesía” repetía mi mente rumiando y buscando
profundidad y color a la luz que aquel descubrimiento había encendido en mí. Y
decidí preguntarme cómo es que había llegado a embarcarme en algo así, y recordé,
que un día como cualquiera, caí en la cuenta que había Alguien en mi vida que
me amaba con locura. No era desconocido ese amor para mí pero era diferente, me
amaba tanto, que toda respuesta me parecía escasa, era tan infinito y me
envolvía por completo, era tan sutil y a la vez tan exigente. Con paciencia fue
inflamando de amor mi corazón y descubriéndome nuevas aventuras por donde seguirlo.
En mi debilidad a veces no podía acertar a lo que pedía. Después, recordé una
oración con la que me invitaba:
“¡Enamórate! … Aquello de lo que te enamoras atrapa tu imaginación, y acaba por ir dejando huella en todo. Será lo que decida qué es lo que te saca de la cama en la mañana, qué haces con tus atardeceres, en qué empleas tus fines de semana, lo que lees, lo que conoces, lo que rompe tu corazón, y lo que te sobrecoge de alegría y gratitud. ¡Enamórate! ¡Permanece en el amor! Todo será de otra manera.”
“¡Enamórate! … Aquello de lo que te enamoras atrapa tu imaginación, y acaba por ir dejando huella en todo. Será lo que decida qué es lo que te saca de la cama en la mañana, qué haces con tus atardeceres, en qué empleas tus fines de semana, lo que lees, lo que conoces, lo que rompe tu corazón, y lo que te sobrecoge de alegría y gratitud. ¡Enamórate! ¡Permanece en el amor! Todo será de otra manera.”
Y así comenzó a suceder el misterio, primero
me atrapó en su amor, y acabó dejando huella en todo, hasta el día en que
decidió pedirme más, que realmente afrontara mi “para qué”. Entonces escuché en
lo profundo una voz: “Me amó y se entregó por mí” y esto permanece en el tiempo,
recíbeme –continuó- y cada día me alimenta. Mírame -dijo- aquí estoy, te
espero, no temas aunque sea diferente y desconocido, salta al vacío, allí
estaré con los brazos abiertos, “lo hago por Ti”. Y situó una amiga en mi
camino, una Madre, una confidente, para que me orientara, y me condujo a su
casa para que estuviera a tiempo completo con Él. Me acercó a su Corazón, me mostró
una manera de amarle, me regaló hermanas para compartir esta aventura.
Hoy me sobrecoge la alegría, la ilusión y la
gratitud de un sí que permanece, y de su amor que me sostiene, a cada paso que
juntos adelantamos en esta travesía.
Hna Mª Paula, men
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