viernes, 6 de febrero de 2015

"Cierto, mi vida cambió" (Testimonio vocacional Hna Mª de los Milagros)

   Dios me ha dado mucho. Siempre he sido feliz. Cada uno de los momentos vividos en familia y con amigos, perduran en mi corazón. Mucho he recibido. Mucho he disfrutado. Mucho he compartido. Sin embargo, hubo un momento en mi vida en que todo “esto” no alcanzó. Una fuerza dentro de mí me empujaba a más. No sabía cómo definirla, pero era mayor que mí misma.

   En la sencillez de lo cotidiano percibía una presencia distinta, única, tierna, que me atraía cada vez más y me hacía experimentar la necesidad de ir a su encuentro. Buscaba la posibilidad de amar y ser amada… y allí, en la intimidad con Dios encontré la respuesta: su mirada paterna, su corazón desbordante y suplicante al mismo tiempo, ¡su amor infinito! Presencia cautivadora, especial, transformante… que me llamaba a algo grande.
   Un día me hallaba en una capilla y escuché unas hermanas cantar a Jesús: “Aunque todos te abandonen, yo no”. Palabras penetrantes, verdaderas, decisivas, encarnadas en la persona del Beato Manuel, a quien descubrí. Él se dejó atraer completamente por la presencia viva de Jesús en el Sagrario. Sí, era un enamorado de Jesús abandonado vivo en la Eucaristía, dándose siempre a todos y para todos. Don Manuel encontró en aquella presencia un amor sin medida, y eso le bastó. Su testimonio de vida fue una luz en mi camino vocacional y en mi vivencia como Misionera Eucarística de Nazaret.
Cierto, mi vida cambió. Una luz nueva se encendió en mí. Luz que me lleva a indicar a otros la presencia viva de Jesús en la Eucaristía, presencia de amor hasta el fin. Llamada que se convierte, cada día, en certeza de un amor perpetuo.
Hna Mª de los Milagros, men


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