sábado, 14 de febrero de 2015

"Tenemos el mismo punto de encuentro" (Testimonio vocacional Hna Mª Andrea)

La vida de Don Manuel se entretejió con la mía
en un mismo "punto de encuentro": Jesús Eucaristía
Recuerdo que desde los 14 años comencé a hacerme preguntas sobre mi futuro, y a pensar en la posibilidad de la vocación religiosa. Pero aquella posibilidad, aunque me inquietaba, no estaba muy clara aún. Pasaron los años, terminé los estudios de secundaria y comencé la universidad. Sin embargo, aquella posibilidad de la vida consagrada continuaba golpeando insistentemente en mi interior. Sentía con fuerza la llamada de Jesús a seguirlo, más allá de la carrera elegida, pero no sabía bien dónde y cómo. En una oportunidad, sentí fuertemente su presencia en la Eucaristía, y eso fue una luz muy grande que me llenó de entusiasmo. Con la guía de un sacerdote, empecé a visitar a las hermanas Misioneras Eucarísticas de Nazaret en Santa Fe (Argentina), cuya comunidad estaba cerca de la ciudad donde yo vivía. Así fue que, en retiros y convivencias con ellas y otras jóvenes que estaban en el mismo camino, comencé un tiempo de discernimiento. Allí también fui conociendo diversos aspectos de la vida de Don Manuel, el fundador de la congregación. Especialmente recuerdo cuando nos contaron sobre su experiencia en Palomares del Río, sobre este encuentro tan especial con el Señor que le cambió la vida para siempre.
También yo sentía que mi vida iba cambiando. No faltaron las dudas, los miedos, las dificultades. Pero ahí estaba Jesús, y lo había descubierto de una manera nueva: ¡Vivo en la Eucaristía, esperándome en el Sagrario, y en cada persona y situación de abandono y olvido de Dios! ¡Finalmente, había encontrado el tesoro, por el cual valía la pena venderlo todo!
Hoy, varios años después de aquellos primeros retiros y convivencias, mi vida sigue entretejida con la de Don Manuel, tenemos el mismo "punto de encuentro": Jesús Eucaristía. Como Misionera Eucarística de Nazaret doy gracias al Señor que me ha llamado, doy gracias por este carisma, y le pido que nos ilumine para continuar nuestra misión, para que sean muchos los que descubran su Presencia, que es Vida, ¡Vida que hace vivir!

Hna Mª Andrea, men


El día de nuestra profesión perpetua

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